DÍA DE LA BIBLIOTECA

Como cada año, celebramos que en nuestra la biblioteca, junto a muchas otras, es algo vivo en la comunidad educativa del Ruiz de Alda, y que el esfuerzo de todos aún tiene muchas metas que conseguir en el futuro.
Empezamos disfrutando del pregón, en palabras este año de  Alejandro Palomas:

“Como Mary Poppins, pero sin volar”

Soy sobrino de bibliotecaria. Desde que tengo memoria, mi tía, que acaba de cumplir ochenta años, me ha regalado un libro el día de mi cumpleaños. Primero fue la serie de Osear, con su Kina y su láser, de la gran Carmen Kurtz; llegaron después las aventuras de Los Cinco, algunos clásicos ilustrados, la gran Nada de Carmen Laforet… La lista es larga y el disfrute ha sido mágico, porque mi tía entiende la lectura como algo que cura, que aleja al inocente de lo que agrede, y yo -y ella lo sabe- siempre he sido demasiado vulnerable a lo que daña, sea o no imaginado, sea o no real.
Mi tía se llama Nuria y desde niña sufre mucho de la vista. Aun así, trabajó durante décadas fomentando el amor por la lectura en hombres y mujeres, chicos y chicas a los que no conocía, pero cuya mirada no tardó en aprender a leer, a identificar y a descifrar. Ella decía -y a veces dice todavía- que “repartía refugio”, y se emociona al recordarlo. La he oído también confesar en algunos momentos de nuestra historia común, que no fueron fáciles y que vivimos juntos: “Decidí ser bibliotecaria porque así me aseguraba de que, por muy mal que nos fueran las cosas, aunque faltara el agua caliente o la calefacción, siempre tendríamos un libro en casa”. Ahora, quince años después de su jubilación, soy yo quien le recomienda lecturas. Leemos un libro a la vez y nos juntamos cada quince días a comer y a comentar lo leído, en lo que hemos bautizado como “El club de las 2”, porque intentamos en lo posible que coincida con el día 2 de cada mes, a las 2, y porque somos dos almas lectoras que no tienen freno. Durante estos años de club, ella me ha contado cosas, muchas cosas de su vida en la biblioteca, y desde que la oigo hablar como lo hace sobre su amor por esa vocación, que no decrece a pesar del tiempo, no puedo dejar de maravillarme y de preguntarme cómo definiría yo a una bibliotecaria -o a un bibliotecario- llegado el caso.
Hasta hace unos meses no di con la respuesta.
Fue a raíz de la publicación de Un hijo, durante una charla en un centro de enseñanza de una capital andaluza. Y fue precisamente gracias a un niño de diez años que, junto con otros 1OO, había leído la novela y quería conocer a su autor. Por motivos de espacio, el acto tuvo lugar en la biblioteca del centro, con un par de profesoras y la encargada de la biblioteca. La charla fue muy intensa, mucho más de lo que yo esperaba, y se alargó. Cuando por fin llegamos al final del turno de preguntas, un niño que estaba sentado en la primera fila levantó la mano.
-A mí lo que más me ha gustado del libro es María -dijo refiriéndose a la orientadora del centro, que es, junto con el pequeño Guille, la protagonista del libro.
Quise saber por qué. El niño, llamado Ismael, se rio un poco y luego, mirando a una de las tres mujeres que estaban junto a la puerta, dijo:
-Porque es igual que la seño Lourdes. -Una de las tres mujeres que estaban junto a la puerta se encogió un poco y negó con la cabeza, incapaz de reprimir una sonrisa. Ismael no había terminado-. Vive en la biblioteca porque si no los libros a lo mejor se van. O se mueren.
Se hizo el silencio en la biblioteca. Nadie se rio. Nadie dijo nada. Fueron segundos llenos de respiraciones contenidas, de tensión y de infancia.
-Es que es bibliotecaria -volvió a hablar Ismael. Y al ver que yo lo miraba sin saber qué decir, debió de entender que necesitaba explicarse mejor, y añadió-: O sea, como Mary Poppins, pero sin alas.
Hoy es un día especial. Celebramos el Día de las Bibliotecas y celebramos también que cientos, miles de Mary Poppins sin alas velan por los libros que las habitan para que no se mueran ni se vayan, e Ismael siga creyendo que la vida está en los libros y su reflejo fuera. Hoy es el día en que, un año más, la magia se renueva y todas las bibliotecarias y bibliotecarios del mundo se saludan con una mirada cómplice y un largo. hermoso y tierno:

“Supercalifragilísticoespialidoso”.

Texto: Alejandro Palomas / Ilustración: Manuel Marsol

DÍAS DE PREMIOS

Que nos empujan a disfrutar leyendo.

El domingo 15 conocimos al ganador y a la finalista del Premio Planeta: JAVIER SIERRA con su novela El fuego invisible y Cristina López Barrio con Niebla en Tánger respectivamente. Pronto podremos tenerlas entre las manos.

Y el El martes 17 el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte dio a conocer el ganador del Premio Nacional de Narrativa, concedido desde 1924, a FERNANDO ARAMBURU por su novela Patria, todo un fenómeno literario que ha obtenido también el Premio de la Crítica de este año y va tener su versión como serie televisiva, "la historia metafórica de los años más oscuros de Euskadi" mostrada a través de sus protagonistas anónimos.

DÍA DE LAS ESCRITORAS

La Biblioteca Nacional nos propone celebrar que las mujeres también han hecho una gran contribución a la literatura de todos los tiempos, aunque no siempre sus nombres hayan alcanzado la fama de los escritores. Para tomar conciencia del tesoro que en las letras hispanas supone la creación de las escritoras, queremos invitaros a dedicar unos minutos de nuestras clases de lunes 16 a leer alguno de los textos propuestos por la organización de esta celebración.
Feliz Día de las escritoras.




Y para muestra, un nombre: Chus Pato, la última poeta que ha ingresado en la Academia de las Letras Gallegas:





la princesa no tiene corcel, la princesita tiene un buey
no se quiere casar, no quiere ser esposa del anciano rey de los hunos
no quiere ser esposa del viejo rey de los avaros
“mi pueblo es más antiguo que todos los pueblos del mundo”
dijo él, prefigurando su muerte
—¿qué es una ciudad, qué es una calle, qué es un siglo?
—me lo sé, me lo sé, contestó la princesita
dijo él: negro, más negro que la negrura nocturna
dijo él, el forastero