UN TESORO DE CUENTOS

Gabriel García Márquez, nos deja el tesoro de sus historias. Pero no ahora, tras su muerte, sino que, generoso como era, hace mucho que nos lo regalaba. En la biblioteca queremos disfrutar de la sorpresa y el asombro que nos esperan detrás de cada vuelta de página, de la pura maravilla que son sus relatos.

¿Quieres oírselo contar a él mismo? Pulsa aquí.
Para los profesores y cuantos estamos empeñados en contagiar a los jóvenes con esa enfermedad que es el placer de leer, he aquí una de sus reflexiones:
¿Con qué se comen las letras?
Los colombianos, desde siempre, nos hemos visto como un país de letrados. Tal vez a eso se deba que los programas del bachillerato hagan más énfasis en la literatura que en las otras artes. Pero aparte de la memorización cronológica de autores y de obras, a los alumnos no les cultivan el hábito de la lectura, sino que los obligan a leer y a hacer sinopsis escritas de los libros programados. Por todas partes me encuentro con profesionales escaldados por los libros que les obligaron a leer en el colegio con el mismo placer con que se tomaban el aceite de ricino. Para las sinopsis, por desgracia, no tuvieron problemas, porque en los periódicos encontraron anuncios como éste: "Cambio sinopsis de El Quijote por sinopsis de La Odisea".Así es: en Colombia hay un mercado tan próspero y un tráfico tan intenso de resúmenes fotostáticos, que los escritores armamos mejor negocio no escribiendo los libros originales sino escribiendo de una vez las sinopsis para bachilleres. Es este método de enseñanza -y no tanto la televisión y los malos libros-, lo que está acabando con el hábito de la lectura. Estoy de acuerdo en que un buen curso de literatura sólo puede ser una gema para lectores. Pero es imposible que los niños lean una novela, escriban la sinopsis y preparen una exposición reflexiva para el martes siguiente. Sería ideal que un niño dedicara parte de su fin de semana a leer un libro hasta donde pueda y hasta donde le guste -que es la única condición para leer un libro-, pero es criminal, para él mismo y para el libro, que lo lea a la fuerza en sus horas de juego y con la angustia de las otras tareas.
(De Manual para ser niño)

2 comentarios:

Glaukopis dijo...

Nosotros nos decidimos por El ahogado más hermoso del mundo, La luz es como el agua y Ladrón de sábado y el resultado no pudo ser mejor. Gabriel García Márquez sigue embrujando al lector y esas son las cosas que perduran.

aedo dijo...

Algunos de nosotros también leímos a García Márquez, aunque fuera al día siguiente del Día del Libro. Y el silencio se iba haciendo a mendida que avanzaba el cuento de Ladrón de sábado que nos recomendásteis