LA MELODIA Y EL ALMA ENAMORADAS

Esta semana sacamos de las estanterías de la biblioteca los libros de versos. A muchos nos parece que la poesía es uno de los envases más perfectos para envolver los sentimientos -no sólo los amorosos- y muchas veces, el escaparate del alma.
Quizá hoy no leemos demasiada poesía, pero sí escuchamos mucha.
Muchos poemas de amor han nacido unidos a una melodía y tienen tanta belleza como la obra de los grandes poetas líricos de todos los tiempos. Buscamos esos poemas, esas canciones en que la letra tiene vida por sí misma, y, aunque no sepamos cantar, pueden servirnos para expresar lo que sentimos.
TRÁENOS TU CANCIÓN DE AMOR FAVORITA Y ELEGIREMOS LA QUE MÁS LES GUSTA A LOS LECTORES DE LA BIBLIOTECA
Nosotros proponemos una canción del cantautor cubano Silvio Rodríguez, de su disco de 1996 Domínguez. Estas son sus palabras, pero ha sido pensada para la melodía que puede oír:

SI SECO UN LLANTO
Un día, junto al mar,
la más triste canción
oyó llorar a un alma su dolor,
y a por el alma fue
vibrando la tonada,
conmovida y gentil,
maravillada.

¿Qué pena lloras tú
-le dijo la canción-
que me has trocado en gracia el corazón?

¿De qué me sirve a mí
-le respondió un sollozo-
la virtud, si no tengo un canto hermoso?

Sospecho que hoy empiezo a ser canción.
Y tengo la impresión
de que seré tu sol
si logro ser tu canto.
Sospecho que hoy empiezo a ser canción,
si seco un llanto.

Un día, junto al mar,
un alma oyó su voz
y una tonada hallaba su razón.
Fue el día en que ocurrió
la verdad hechizada:
la melodía y el alma enamoradas.

El alma con canción
iluminó su hogar,
y la canción con alma echó a volar.
Desde entonces las dos
vivieron más despacio,
a pesar de su tiempo y de su espacio.